Los dioses no sabían que yo amaba
el rito purificador
no advirtieron mi esencia fragorosa
tampoco sospecharon
que la intimidad de la piedra
me ofrecía su espíritu
en el grito de la hoguera
Fue Prometeo jugando con los hombres
quien se atrevió a colocar en sus manos
el fuego
mi promesa de ceniza
EN MEDIO DE LA TARDE
Un largo, un oscuro salón
Tal vez la infancia
Aurelio Arturo
En el celaje del relámpago
hallé el camino de la infancia
un corredor apacible
un patio súbito de encantos
el escondite secreto de esos días
cantados en la algarabía de la tarde
Infancia sagrada ungida con hierbas y asombros
festejada en el filo de la luz
con una ronda de pocas voces
Sólo éramos tres
anudando miedos en el reclamo del trueno
en la desolación de los espejos
en los baúles y su abandono
Sólo éramos tres en medio de la tarde
en el corazón de la noche
CREO EN LA LUZ
Detuve mi partida por creerle a la luz
que confirmó mis asombros
advertí el murmullo de la eternidad
que aprisiona el caracol
voces haciéndose fósil en la edad de la tierra
Supe del resplandor que bebió la luciérnaga
para lanzarlo como fulgor a los cerezos
y posarlo en la manga de mi camisa
Descifré los hilos del tiempo en el nido
de los pájaros
los enigmas del cosmos en sus cantos
en el temblor del agua tus miedos milenarios
Fueron mis sombras desandando la noche
persiguiendo los orígenes que se escurren
como agua de acequia
Descubrí la fragilidad del barro
en la hierba y el árbol que declinan
en las urgencias que te aniquilan y nos prolongan
Sobre este instante altísimo todo lo entiendo
Somos mar somos sangre galopando
y un grito que zozobra.
EN OTRO AMBITO
Yo nací cuando sentí un deseo
la tierra estaba bajo mi
cuerpo, hermosa
V. Alexandre
Hoy bajo esta piel que me limita
y me recuerda hasta donde soy
siento
que desde antes de mi génesis
aleteaba clamando un ancho espacio
(Un patio por ejemplo)
con olor a naranjos
toronjil y hierbabuena
con un aljibe donde la luna bebiera mi imagen
y el viento la arrugara
susurrándole que fui desde siempre
desde cuando el agua es
y la luz
y el milagro de la sombra que traduce
Que tal vez existía bajo otra piel
que mi carne es prolongación obligada
para otro ámbito
(quizás otro patio)
con otros olores
con otro aljibe
pero siempre la misma luna
bebiendo esta imagen repetida
en la algarabía de Leda y Carolina.
(A Leda Cecilia, Maria Carolina, Astrid Carolina)
...
Sobre el autor:
Miguel Torres Pereira. Arjona, Bolívar, 1960 . Licenciado en Ciencias de la Educación, Biología y Química de la Universidad del Atlántico. Ganador del concurso de poesía Casa Silva en Cartagena, 1993. Premio de poesía Jorge Luis Borges (Universidad del Magdalena, 1995). Premio de poesía del Caribe Colombiano (Universidad del Magdalena, 1998). Primera mención Concurso Nacional de poesía Gustavo Ibarra Merlano, 2005. Autor de los poemarios De luna y piel en otro Ámbito. Secretaria de Educación Distrital Cartagena (1996). Estación del Instante. Colección los conjurados. Común Presencia Editores. Bogotá (2007). Cofundador del taller literario Encuentro con la Palabra. Antologado en la Antología de poesía colombiana Nuevas Voces de Fin de Siglo de Gustavo Revelo,1999. Antologado en la Antología de la Poesía Colombiana de Iván Beltrán Castillo. Fundación editorial el perro y la rana. Caracas, Venezuela (2008). Antologado en la Antología de Poesía Colombiana “Cincuenta poetas Colombianos y una antología” ediciones caza de libros Ibagué Colombia 2010
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