La última vez que me encontré con un árbol parlante, me sorprendí mucho; primero, porque me tomó por sorpresa y, segundo, porque pensaba que las veces anteriores, que me había ocurrido, se había tratado de una alucinación debido a mi psicosis ya diagnosticada.
Él hablaba en el antiguo idioma de los árboles, siempre parecido a las campanitas de los carros de helado que recorren la ciudad vendiendo paletas con sabores indescifrables.
Tuvimos una conversación corta, si al cruce de dos argumentos se le puede llamar conversación. Él explicaba, hasta el cansancio, porqué los relojes, taxonómicamente, no pueden pertenecer a la familia de los platelmintos a pesar de dar la hora. Estaba seguro de que tenían que hacer parte de la familia de los orangutanes, ya que a la hora de pronunciar la h no lo hacen. Es para nada necesaria. Explicaba que se refería más a la forma que a la actividad.
Yo le contesté, con gran amabilidad, que no estaba de acuerdo. Razonablemente, si de taxonomía estábamos hablando, era claro que el reloj pertenecería a la familia de las máquinas simples por su forma, y a la de la ciencia ficción por su actividad. Todo eso sin conocer muy bien el significado de la palabra taxonomía.
El árbol parecía enfurecido luego de mi respuesta. No dijo nada más, no sé si por haberle llevado la contraria o por mi terrible y amalgamada pronunciación: “Tilín tilíin tolón”.
...
Sobre la autora:
Mónica Bernal, más conocida en el Planeta Tierra como Bambi e interplanetariamente como B.A.M.V.I, es cosmonauta, traficante interplanetaria y fuerte exponente en el área de la imaginación y viajes espaciales. Se desempeña como aprendiz de humano con relativamente amplio conocimiento de la física del infinito, de la magia y de las lenguas perdidas de los objetos. Escribe, juega, pinta, modela, moldea, imagina, viaja, crea, recrea y vuela. Jefe único y Capitán reconocido de la flota espacial Himallineishon. Participó en el Taller de Creación de Personajes en Luziérnaga Café Libro en 2010. El cuento aquí publicado hace parte de la antología "Los Iletrados", proyecto ganador de una de las Becas a la Edición de Antologías de Talleres Literarios del Ministerio de Cultura de Colombia (2011).
Él hablaba en el antiguo idioma de los árboles, siempre parecido a las campanitas de los carros de helado que recorren la ciudad vendiendo paletas con sabores indescifrables.
Tuvimos una conversación corta, si al cruce de dos argumentos se le puede llamar conversación. Él explicaba, hasta el cansancio, porqué los relojes, taxonómicamente, no pueden pertenecer a la familia de los platelmintos a pesar de dar la hora. Estaba seguro de que tenían que hacer parte de la familia de los orangutanes, ya que a la hora de pronunciar la h no lo hacen. Es para nada necesaria. Explicaba que se refería más a la forma que a la actividad.
Yo le contesté, con gran amabilidad, que no estaba de acuerdo. Razonablemente, si de taxonomía estábamos hablando, era claro que el reloj pertenecería a la familia de las máquinas simples por su forma, y a la de la ciencia ficción por su actividad. Todo eso sin conocer muy bien el significado de la palabra taxonomía.
El árbol parecía enfurecido luego de mi respuesta. No dijo nada más, no sé si por haberle llevado la contraria o por mi terrible y amalgamada pronunciación: “Tilín tilíin tolón”.
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Sobre la autora:
Mónica Bernal, más conocida en el Planeta Tierra como Bambi e interplanetariamente como B.A.M.V.I, es cosmonauta, traficante interplanetaria y fuerte exponente en el área de la imaginación y viajes espaciales. Se desempeña como aprendiz de humano con relativamente amplio conocimiento de la física del infinito, de la magia y de las lenguas perdidas de los objetos. Escribe, juega, pinta, modela, moldea, imagina, viaja, crea, recrea y vuela. Jefe único y Capitán reconocido de la flota espacial Himallineishon. Participó en el Taller de Creación de Personajes en Luziérnaga Café Libro en 2010. El cuento aquí publicado hace parte de la antología "Los Iletrados", proyecto ganador de una de las Becas a la Edición de Antologías de Talleres Literarios del Ministerio de Cultura de Colombia (2011).
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